Total War: Warhammer II (PC)

Total War: Warhammer II, La Secuela Directa del Primer Total War: Warhammer Introducida al Mercado de los Ordenadores Caseros con Varias Adiciones Interesantes, Conservando a su vez Algunas de las Mejores Características de la Serie

Expandiendo las Posibilidades del Universo de Warhammer

El 2017 está demostrando ser un año tan increíble para los videojuegos de buena calidad, que estamos empezando a dudar de nuestras propias facultades críticas. Pero, lo hemos verificado un par de veces, y no hay dudas al respecto: este es otro videojuego de primera categoría para agregar a un mes, y mucho menos un año, ya a rebosar con muchos de ellos. Y lo mejor es que esto lo decimos con pleno conocimiento de otras críticas por venir en los próximos días. De modo que, no dudamos en calificar este juego de estrategia como el mejor de la serie Total War hasta la fecha, y dada la alta calidad de la franquicia, esa es una muy buena alabanza.

Pero, ese mismo cumplido puede parecer sorprendente teniendo en cuenta que el primer Total War: Warhammer fue introducido en el mercado en 2016. Por lo que, en términos de reutilizar el mismo juego básico y los elementos gráficos, esto podría interpretarse más como una expansión de carácter independiente que una verdadera secuela directa. Aunque, lo cierto es que el volumen de contenido nuevo y los cambios en la estructura del juego son bastante considerables, y más que nada justifican el número romano extra que acompaña al título.

Claramente, algo muy inusual está sucediendo en estos momentos, y el plan consiste en desarrollar una trilogía que se combine sin problemas para formar un juego gestalt de Warhammer, el cual presenta un gigantesco mapa de campaña y todas las diferentes razas y unidades heroicas. Además, la conexión entre la partes I y II parece que no se implementa del todo en el lanzamiento. Pero, la idea es que todo el mundo de Warhammer habrá sido simulado al final de los tres juegos, y podremos jugar con todas las partes que lo componen de una forma muy interesante.

Aunque, para los cínicos que dicen que el editor Sega y el desarrollador Creative Assembly simplemente han dividido un simple juego en tres partes, dada la cantidad de contenido en estos dos primeros juegos, claramente no es el caso. Especialmente porque la entrega Warhammer II en realidad se juega de una manera muy diferente en términos de la estrategia de nivel superior, y la estructura de la historia.

El año pasado, la entrega Total War: Warhammer representó la primera salida de la serie de la configuración histórica, siendo un movimiento llevado a cabo con éxito y de manera competente, pero tal vez con cierta inquietud. Mientras que, la fórmula central de Total War junto con las razas muy variadas y distintas constituía una buena base. Pero, algunos elementos tanto dentro como fuera del campo de batalla que agregaban profundidad y textura a los juegos anteriores como Attila faltaban o estaban demasiado simplificados, y los elementos añadidos parecían un todo demasiado delgado para compensarlo.

Poco más de un año después, la gente de Creative Assembly logró crear una secuela completa del primer juego, y en este corto periodo de tiempo se las arregló para refinar y mejorar en la medida de lo posible toda la experiencia. A la vez que se agregaba algo de entusiasmo al Modo Campaña. Aunque, si bien puede parecer demasiado pronto para que aparezca una secuela completa, las nuevas razas y mejoras en Total War: Warhammer II lo hacen sentir como algo fresco, seguro y emocionante de una forma en la que el primer juego nunca lo hizo.

En concordancia, tras el lanzamiento de Total War: Warhammer, Creative Assembly ha desarrollado y lanzado esta segunda entrada que es a la vez una secuela independiente convencional. Así como también una expansión significativa hacia una trilogía planificada de títulos combinados. Por lo que, según diversas fuentes, Total War: Warhammer 2 finalmente se conectará con el primer juego y todas sus facciones para una campaña llamada “Mortal Empires”, la cual abarcará una versión del Viejo y el Nuevo Mundo. Aunque, por el momento, se trata de un seguimiento independiente, con un total de cuatro nuevas facciones en su haber y muchas lecciones aplicadas del año pasado, junto a algunas ya gastadas en la serie.

De igual forma, los jugadores que siguieron muy de cerca el primer Total Warhammer y su flujo constante de DLC pagado y gratuito sabrán que Creative Assembly se inclinó fuertemente hacia la idea de la diversidad de facciones. Mientras que, algunas de las mecánicas que fueron técnicamente únicas en el lanzamiento, junto a las más débiles como las oficinas políticas del Imperio, fueron eclipsadas por adiciones posteriores. Tales como la economía campesina de Bretonia o las búsquedas de monstruos de Norsca. Por lo que, ese enfoque seguro para fusionar tradición y sabor con las partes móviles de un juego de estrategia ha continuado intacto en Total War: Warhammer 2, el cual empuja las distinciones de las facciones aún más con sus cuatro razas.

Características Principales

Asimismo, con la llegada de la segunda entrega de su enorme trilogía de juegos de estrategia, el desarrollador Creative Assembly ha comenzado a flexionar sus músculos de diseño. Ahora las batallas son mucho más grandes de lo habitual, estando todas ellas animadas de una forma más expresiva, y decenas de soldados de todos los tipos, ya sean fantasmas no muertos o dinosaurios sedientos de sangre, suenan bastante impecables. Pero, lo cierto es que las mejoras van más allá de lo estético y en los juegos tácticos y estratégicos.

Donde la primera entrada de la serie mantuvo la forma estándar de Total War con una campaña abierta de control de territorio inspirada en el riesgo, ahora hay un enfoque dirigido: un vórtice que se dice sella a legiones de Demonios del Caos. Por lo que, en el contexto del universo de Warhammer, el Caos es una fuerza malévola que lo consume, corrompe y distorsiona.

Sin embargo, hace ya mucho tiempo, un ritual ayudó a poner en cuarentena a las fuerzas del Caos tras un sello para que la vida normal pudiera prosperar. Ahora, nosotros y otras fuerzas del otro lado del mapa estaremos corriendo para tomar el control de ese sello, sea cual sea el final. De modo que, nuestro objetivo toma la forma de un Vortex arremolinado totalmente compuesto de energías mágicas. Y a medida que avanzamos en un conjunto de misiones especiales prefabricadas, podremos comenzar a realizar rituales que, con el tiempo, nos van a permitir destrabar el control del Vortex de todos los demás.

Pero, como todas las demás razas del mundo están avanzando hacia el mismo objetivo, nuestro progreso se marcará en una pista con cinco hitos. Por lo que, cada vez que nosotros (o cualquier otra persona) realiza uno de los cinco rituales sucesivos, el ritmo de toda la campaña irá en aumento. Este modo todavía equilibra el diseño dualístico de la firma Total War. Así que, como nos preocupamos por la estabilidad del Vortex, también necesitaremos administrar ciudades e imponer impuestos a nuestra gente, como ya es costumbre.

Igualmente, investigaremos nuevas tácticas, armas y monstruos, al tiempo que dirigiremos consortes diplomáticos con las diferentes razas de Warhammer. Y, si se rompen las conversaciones encontrándose dos o más ejércitos, seremos llevados a una vista táctica que asignará algo de microgestión a nuestras tropas. Además, los rituales suelen tardar bastante tiempo en poder completarse y, mientras tanto, se marcarán tres de las ciudades más poderosas dentro del juego.

De modo que, las facciones opuestas intentarán capturar o arrasar cualquiera de ellas. Y, si no controlamos los tres asentamientos al final del temporizador del ritual, no tendremos más opción que volver a intentarlo; y todavía lidiar con los invasores que dirigimos hasta nuestras tierras.

Ahora, el completar los rituales marca los principales pasos en el juego. Esto en parte, porque tendremos que garantizar la seguridad de nuestra casa mientras presumiblemente presionamos las líneas de batalla en el mapa. Además, se complica el juego con un desafío bastante interesante y macroscópico que cada jugador podrá abordar de una forma un poco diferente. Aunque, el seguidor de misiones global y la cuenta regresiva se han visto antes en los juegos de estrategia de Masters of Magic, pero aquí está respaldado con misiones específicas que se juegan con la tradición de cada raza dentro del universo de Warhammer.

Lord Mazdamundi, por ejemplo, está luchando para revivir a los grandes magos-sacerdotes que una vez guiaron a los salvajes lagartos en los campos de batalla. Y nuestras misiones revivirán y reclutarán al Slann de larga duración para usarlo en nuestros propios ejércitos. Eso es bastante distinto del enfoque que los Elfos Oscuros o los Skavens llevarán a la victoria, por ejemplo. Por lo que, el primero se especializa en el combate naval y los buques de invasión hechos a medida conocidos como Black Arks, mientras que las ratas de los clanes Skavens se adaptan mejor a las maniobras de ataque y huida.

En este mismo sentido, el hecho de que toda nuestra civilización sea subterránea significa que no necesitan preocuparse tanto por los enemigos que arrasan sus sitios rituales. Aunque, a medida que avancemos en la campaña, nuestros enemigos se harán más numerosos y las fuerzas malvadas del Caos se filtrarán en el mapa en un intento por detenernos. Mientras que, durante el último juego, después de unas 50 horas o más, los enemigos serán monstruosamente poderosos.

Estas son pruebas, en cierto sentido, ya que evaluarán cuán bien hemos distribuido nuestras fuerzas y gestionado los desafíos que se nos presentan hasta el momento. Y al mismo tiempo nos alientan a buscar la ayuda de nuestros vecinos, ya que es difícil reunir el poder por nuestra propia cuenta. Eso trae a colación una de las consecuencias más atractivas de Warhammer 2 en relación a los rituales Vortex. Mientras que, la progresión produce enormes impactos para la diplomacia, alentándonos a forjar alianzas con las de nuestra propia facción.

Lo anterior, tiene sentido en el juego, debido a que los objetivos generales de cada grupo son distintos dentro de la tradición. Los hombres lagarto, por ejemplo, creen ser los únicos que siguen la voluntad de los antiguos dioses y se encuentran entre los más cercanos a este universo que llega a un «bien» inequívoco. Los Elfos Oscuros, por el contrario, son alimentados por la tortura y la esclavitud, al tiempo que causan mucho dolor a los demás. De modo que, si ellos controlan el Vortex, lo usarán, por supuesto, para sus propios fines violentos.

Esta confluencia de objetivos puede conducir a la creación de confederaciones, las cuales representan un nombre elegante para una de las formas más útiles de construir nuestro imperio. Al igual que las mentes pueden, con el tiempo, ser persuadidas para dejarse absorber. Esto fusiona la política, las economías y los árboles de investigación, al tiempo que nos proporciona una expansión rápida y repentina del territorio, a menudo con una nueva legión de soldados ansiosos por seguir nuestras órdenes.

Esto evita que el juego se mueva en las etapas media y posterior, donde tendríamos que recuperar las ciudades arrasadas de los merodeadores, solo para llevar el peso muerto de una provincia en desarrollo por un tiempo, antes de poder ver cualquier devolución. Mientras que, el nuevo sistema encaja temáticamente y aumenta la importancia de los vínculos diplomáticos y de las facciones en el mapa.

Aunque, esto generalmente se entenderá mejor con nuestros propios grupos, pero también nos encontraremos entrando en alianzas políticas de larga data, muchas de las cuales no siempre son las más fáciles de navegar. Mientras que, el enfoque, por supuesto, todavía está en las batallas, pero esto rompe largos tramos de acción con algunas maniobras cuidadosas de vez en cuando.

A medida que recogemos más súbditos y nos encarguemos de ejércitos cada vez más grandes, sin duda descubriremos algunas de las nuevas adiciones más importantes para jugar. Los mapas de puntos de asfixia, por ejemplo, nos dan mucho más para considerar en nuestra aproximación a ubicaciones especiales en el juego. Aparte de que, algunos canalizarán nuestras fuerzas a través de un puente, dándonos un frente muy estrecho en el que concentrarnos. Mientras que, otros utilizarán diferentes tipos de tierra para dar más profundidad a los combates.

A través de cientos de pequeños ajustes, han refinado la experiencia en uno de los juegos de estrategia más intrigantes y emocionantes de la historia. Por lo que, el efecto en el juego con solo eso es enorme, pues significa que muchas estrategias poderosas no siempre son aplicables. Al mismo tiempo, es posible que un ejército rezagado formado por toda la caballería pueda repeler a una fuerza mucho más fuerte en las condiciones adecuadas. Aunque, con el tiempo, aprenderemos dónde se encuentran ubicados estos campos de batalla en el mapa.

Eso, a su vez, abre innumerables otras estrategias a gran escala diseñadas para guiar a los enemigos hacia los puntos donde tenemos las defensas más fuertes. Por lo que, siempre es posible hacer esto hasta cierto punto, por supuesto, pero los resultados son mucho más claros aquí, además de agregar la variedad que necesitamos para poder jugar. Combinado con los cambios de ritmo que trae la carrera para controlar el Vortex, Total War: Warhammer II se siente fresco, a pesar de que entraremos en el mismo universo tal y como sucedió la última vez.

Eye of the Vortex, como se le llama al modo para un solo jugador, se encuentra entre los mejores que podría ser una campaña de este tipo. Este alienta la cantidad correcta de conflictos para mantenernos siempre en movimiento, se comporta muy bien y encaja en un montón de conocimientos en el universo para los fanáticos acérrimos. Aparte de que, cuenta con melodías finas sobre cualquier otra faceta de su predecesor. Además, a medida que avanza el juego, podemos estar seguros de que hay un final muy claro y definido.

Alguien completará los rituales, incluso si no lo hacemos. Al mismo tiempo, las condiciones de victoria complejas y múltiples partes a menudo pueden conducir a algunos de los partidos más mordaces. Todos ellos mejorados por diversos mapas que fomentan nuevas tácticas en cada combate. Pero, nada se siente tan emocionante como tener una provincia clave contra múltiples ataques fallidos, gracias a nuestra propia astucia.

En relación a ello, cada pieza de Total War: Warhammer II está diseñada para forzarnos a innovar y crear nuevos planes sobre la marcha, probando nuestra destreza una y otra vez en formas nuevas y emocionantes. De hecho, Warhammer II supera con creces a su predecesor en casi todos los aspectos. Todo menos en la cámara, la cual no se aleja lo suficiente y ha sido una buena fuente de frustración para varios juegos de la serie Total War hasta ahora, y el apartado Multitplayer.

En relación a esto último, la queja con su Modo Multiplayer en línea es simple: no hay suficientes facciones para promover el juego competitivo. Por lo que, en este momento, solo es posible usar los cuatro grupos que aparecen en la campaña Eye of the Vortex: Dark Elves, High Elves, Lizardmen y Skaven. Dado que el primer juego comenzó con un total de cinco para el Modo Multiplayer y se expandió rápidamente desde allí, se siente como un paso atrás para tener tan pocas opciones por ahora.

De modo que, el simple hecho de no poder enfrentar a los vampiros contra los dinosaurios es una verdadera pena. Y sería genial ver cómo los dragones elfos son justos contra los poderosos enanos, pero eso tendrá que esperar. Además, se tienen previstas algunas expansiones de contenido gratuitas, incluyendo un mapa de campaña masivo que abarca las tierras y las razas cubiertas en ambos juegos, pero eso es un tiempo libre. Aunque, aquellos fanáticos que se dejaron llevar por la monetización del contenido en el primero probablemente tendrán las mismas quejas. Pero, pueden estar seguros de que el juego base es robusto por sí solo.

Partiendo de lo anterior, con la llegada de la entrega Warhammer II, la serie Total War no reinventa nada tanto como reitera en las ideas que hicieron que el primero fuera tan especial. Por lo que, en su corazón todavía está el matrimonio de la estrategia a gran escala de Total War y el juego táctico preciso de Warhammer. Pero, a través de miles de pequeños ajustes, han refinado la experiencia en uno de los juegos de estrategia más intrigantes y emocionantes de la historia.

Por otra parte, Total War: Warhammer 2 representa los esfuerzos de un estudio que está a la altura del éxito del primer título. Las cuatro facciones de lanzamiento disponibles en este juego tienen mecánicas aún más únicas, sumadas a opciones de tropas eclécticas que reflejan sus encarnaciones de mesa. Por lo que, vitalmente, esas mecánicas tienen una sustancia estratégica y, una vez más, hacen un gran trabajo integrando el extraño, absurdo y maravilloso tono de fantasía de Warhammer con el funcionamiento familiar de un juego de Total War.

En realidad, nos encantaría tener más tiempo con la campaña Vortex para ver si es posible superarla, o si la fórmula se vuelve cansona tras múltiples intentos. Pero, esta sirve como una forma muy decente de forzar una división entre las prioridades de expansión y la defensa de la patria y sitios rituales de las incursiones del Caos.

Mientras que, algunas peculiaridades de la serie persisten, pero otras lecciones inteligentes del primer juego se han aplicado a Total War: Warhammer 2. Aparte de que, otras cuatro facciones mecánicamente diversas, cada una persiguiendo un objetivo de campaña singular en un mapa ricamente detallado, hacen de esta una poderosa secuela.

Apartado Gráfico y Sonoro

Ahora bien, en lo que respecta a las gráficas de este juego, aunque parecía que Creative Assembly tuvo que atenuar parte de la fidelidad visual de Total War: Warhammer para adaptarse a los efectos mágicos adicionales que acompañan a la configuración de fantasía, las cosas se han mejorado nuevamente aquí en la entrega Warhammer II. Por lo que, el juego en cuestión se ve muy nítido, con tormentas sobre el océano en el mapa de la campaña y batallas que se ven absolutamente espectaculares. Finalmente, la banda sonora original es bastante sobresaliente, con un excelente uso de los instrumentos de cuerda en particular para aumentar aún más la tensión de la campaña.