Master of Anima

Master of Anima, Los Orgullosos Propietarios del Nintendo Switch Ahora Podrán Disfrutar de un Excelente Título que Llega en la Forma de un Híbrido entre un Juego RPG y uno Bueno de Estrategia en Tiempo Real, Algo Así como una Especie de Mezcla entre el ya Legendario Pikmin para el Game Cube y Diablo

Conviértete en un verdadero Maestro del Anima

Los juegos de estrategia pesada han sido una verdadera rareza en las consolas domésticas desde hace un tiempo para acá, pero eso no significa que estos sean inherentemente imposibles de llevarse a cabo. Títulos como Halo Wars para la Xbox, Pikmin en las excelentes consolas de Nintendo y Overlord han demostrado que las experiencias de juego inspiradas en aspectos estratégicos pueden llegar a funcionar muy bien, incluso cuando eso implica el manejo de innumerables secuaces en la pantalla.

En vista de ello, el más reciente lanzamiento nombrado Masters of Anima para el Nintendo Switch fusiona sus influencias en un solo título, el cual requiere que los jugadores sigan y administren una amplia gama de hasta unos 100 minions o secuases en pantalla. Si bien el juego en cuestión es realmente agradable y al mismo tiempo desafiante, se destaca mucho donde otros títulos similares han fallado antes: en sus controles y la gestión de un gran número de unidades a la vez.

Características Principales

Pero vamos desde el principio. El juego se desarrolla en un fantástico mundo conocido como Spark, el cual solía sufrir bajo una montaña volcánica que «estalló» en la forma de los Golems de Anima que atormentaban constantemente a sus habitantes. Todo este caos fue impulsado por el Anima, una sustancia parecida al Maná de la que la humanidad posteriormente tomó control mediante la construcción de varios artefactos para mantener al volcán y sus golems a raya. Así, aquellos que son capaces de controlar el flujo del Anima son llamados moldeadores, tal como es el caso de nuestro protagonista Otto y su prometida de nombre Anna.

En este mismo orden de ideas, mientras tomamos nuestro examen final para convertirnos en un modelador reconocido, todo el infierno se desata. Nuestro compañero modelador llamado Zahr se vuelve totalmente loco, destruye los artefactos que mantienen a raya al volcán y atrapa a Anna en tres cristales separados. Esto último con el fin de usarla en sus malvados planes. Por lo que, ahora necesitamos liberar a nuestra prometida de los cristales, mientras aprendemos todo un conjunto de nuevas habilidades en el proceso, con miras a convertirnos en un verdadero Maestro del Anima.

Tanto en los segmentos enfocados en los acertijos como en los de combate puro, los modeladores utilizan el Anima de dos maneras diferentes: en primer lugar, para poder restaurar artefactos que han sido destruidos, y en segundo, para crear guardianes y hacer lo propio a través de ellos. Los guardianes son unas unidades codificadas por medio de diversos colores, en realidad muy parecidas a los Pikmin, con sus propias habilidades especiales y uso en encuentros de combate.

En concordancia, las unidades azules básicas son espadachines blindados cuya finalidad es realizar el trabajo pesado, a la vez que siguen atacando a los golems o empujan grandes bloques para liberar caminos. Más tarde en el juego, recibimos unidades adicionales como los arqueros rojos, unidades verdes que recuperan algo de Anima adicional de los golems y también proporcionan un escudo para llegar a las áreas que de otro modo serían completamente inaccesibles. Aparte de las típicas unidades de soporte pesadas, las cuales transmiten órdenes y pueden ser capaces de soportar e infligir mucho más daño.

Como nuestros poderes están ligados al Anima, recopilar y administrar esta materia prima es primordial para el bien de nuestra supervivencia. Al recolectar la mencionada sustancia mágica, recargamos nuestro suministro de Anima, el cual se muestra en el juego a través de unidades en la esquina inferior derecha de la pantalla.

En resumen, tenemos que arreglárnoslas con una cierta cantidad de unidades de Anima y guardianes, al tiempo que podemos crear o destruir estos últimos a nuestro gusto. Las unidades más básicas generan varios guardianes a la vez, mientras que otras unidades pueden consistir en menos guardianes, por lo que son aún más frágiles.

El Anima se encuentra en todo el mundo del juego, o bien, es dejada caer justo en el momento cuando uno lucha contra los golems enemigos, y cuando este se agote durante el transcurso de una pelea, es posible que tengas algunos problemas para poder recuperarte. Por ello, siempre que tengas Anima a tu disposición, puedes continuar luchando, pero la decisión de diseño de hacer que todos los enemigos se enfrenten a una pelea cerrada puede llevar a algunos momentos demasiado frustrantes.

En este mismo sentido, la lucha habrá llegado a su fin si nuestro protagonista Otto cae en la batalla, y eso puede llegar a suceder bastante rápido. Si bien podemos atacar de forma directa a los enemigos del juego, no podemos hacer mucho daño ni tratar lo suficiente como para convertirnos en una amenaza para los estos más allá del encuentro inicial.

Por otro lado, este no es un juego de estrategia en el sentido original. Pero, Masters of Anima al menos requiere que los jugadores se acerquen a cada enemigo nuevo y descubran cómo se mueve este y ataca para así poder vencerlo. En realidad, se requiere de una buena cantidad de pensamiento táctico para derrotar a cualquier unidad enemiga. Los guardianes azules mantienen a los enemigos ocupados con un daño cuerpo a cuerpo menor pero constante.

Los arqueros son buenos traficantes de daño pero son vulnerables a cualquier ataque enemigo y mueren rápidamente, y es posible que tengan que moverse por el campo de batalla para obtener algo de daño extra. Las unidades de origen de animación también son muy frágiles, pero son necesarias para sostener el combate. Desde el comienzo del juego, cada batalla se configura como una pelea de mini jefe seguida de enemigos ocasionalmente más grandes.

Igualmente, podemos decir que aquí no existen los enemigos desechables, y rara vez enfrentamos a más de un puñado de golems a la vez, por lo que cada batalla es importante y más sobre reconocer las fortalezas y debilidades de un enemigo determinado. Además, el diseño del oponente no es el mejor, ya que los golems parecen ser bastante similares, y las etapas posteriores no presentan encuentros visualmente distintivos. Por fortuna, el desafío de los diferentes golems se enfatiza de una manera tal que fomenta la experiencia y nos obliga a cambiar las tácticas para evitar ser masacrados. De modo que, Masters of Anima no te hará golpear la cabeza contra la pared si logras aplicar las tácticas adecuadas.

Sin embargo, la parte más importante de un juego de administración de unidades, especialmente cuando cada encuentro es su propia pelea de jefes, son los controles. Estos necesitan ser localizados, lo que no siempre es el caso en las consolas caseras. Masters of Anima podría hacer todo lo posible para que las peleas sean manejables, pero aún así no es una experiencia totalmente agradable y estrecha. De modo que, usamos los botones superiores del hombro para rodear a nuestros diversos tipos de guardianes, y podemos usar los botones inferiores del hombro en combinación con los botones de la cara para fijarlos a un objetivo y crear o destruir unidades.

Por otra parte, Otto también cuenta con un pequeño círculo de selección frente a él, el cual podemos utilizar como punto de referencia para los controles. En realidad, todo lo que necesitamos son dos comandos básicos: el botón A para mover o realizar un ataque y el botón B para que nos sigan. Aunque, también podemos seleccionar ciertas unidades con el cursor a través del botón X. Además, casi todos estos comandos se pueden presionar una sola vez para seleccionar y usar uno de los guardianes disponibles, o mantenerlos presionados para seleccionarlos y usarlos a todos ellos.

Lo anterior, es tan simple como se puede, sin dejar de ser confuso con una curva de aprendizaje significativa para realmente hacerlo bien. Esto no hará que el juego sea imposible de jugar, pero el tiempo de reacción del guardián y el botón de entrada pueden dificultar que sus unidades estén organizadas e igualmente sean receptivas. Lo dominas en unas pocas horas, pero los controles nunca parecen ser una solución completamente satisfactoria o ingeniosa. Además, las partes posteriores del juego son mucho más suaves una vez que estamos acostumbrados al esquema de control, pero prepárate para perder algunas batallas debido a órdenes no intencionadas en el fragor de la batalla.

Los controles se ven aún más obstaculizados por la IA de los guardianes, que por cierto no es tan buena como podría ser. Estas unidades te siguen ciegamente con cada comando y no reconocerán ni evitarán las amenazas por cuenta propia. A veces, necesitarás micro administrar grupos más numerosos de guardianes en espacios reducidos, con controles imprecisos y guardianes que no harán ningún esfuerzo por echarte una mano. Estos caminan alrededor de la mayoría de los obstáculos pero no de las amenazas, por lo que si les llamas de forma remota, tomarán el camino más corto, incluso si eso significa una muerte segura.

En este mismo sentido, también encontramos algunas instancias durante los segmentos de rompecabezas donde las unidades se colocaban en lugares difíciles y no podían encontrar un camino de regreso hacia nosotros, lo que nos llevó a restablecer el último punto de control. Lo anterior, no es necesariamente una experiencia desagradable, pero constituye un problema que no es para nada nuevo en este tipo de juegos diseñados para una plataforma de consola doméstica.

Y hablando de los acertijos, aquí tenemos que resolver bastantes rompecabezas ambientales que requieren el uso de las habilidades de múltiples guardianes. De modo que, se nos puede encargar la tarea de despejar el camino, aprender nuevos poderes activando santuarios o resolver misiones de carácter secundario. Ninguno de ellos son demasiado complicados, pero al menos sirven como un bienvenido cambio de ritmo después de los duros encuentros enemigos.

Por todo lo que hacemos en el mundo del juego, ganamos puntos de experiencia y encontramos artefactos y otras mejoras para el buen Otto. Algunos de los coleccionables mejoran nuestra salud y barra de Anima o proporcionan información de fondo sobre Spark. La experiencia se usa aquí para subir de nivel y esta a su vez proporciona puntos de habilidad que podemos invertir estratégicamente para aumentar las habilidades de Otto y las de nuestros guardianes.

De esta manera, Otto puede adquirir 15 habilidades mejoradas en total, y los cinco tipos de guardián agregan en suma cinco ranuras de mejora más a la mezcla, para un total de nada menos que 40 habilidades. En nuestro caso particular, solo rasguñamos la marca de las 10 habilidades luego de jugar la mitad de este título, así que si quieres profundizar, siempre existe la posibilidad de repetir cada uno de los niveles.

Nuestras habilidades de moldeador (especialmente en el control de nuestros guardianes) han mejorado enormemente durante nuestro tiempo con el juego. De forma similar a los títulos más orientados a la acción, tales como Bayonetta, todos los enfrentamientos se clasifican y se pueden mejorar, al tiempo que puedes volver a jugar en las etapas anteriores para recoger objetos coleccionables perdidos.

El juego completo se puede superar en aproximadamente unas 10 horas, dependiendo siempre del nivel de habilidad y la capacidad de adaptación de cada usuario. Si eres uno de los que siempre procura pasar un juego completo, déjanos decirte que hay mucho terreno por recorrer aquí después de completar con éxito la historia principal.

Ya para cerrar, tenemos que Masters of Anima generalmente logra implementar un concepto inherentemente problemático: la creación de un título de estrategia para una consola casera. Además, este proporciona algunos momentos muy frustrantes y malos, pero siempre sale adelante con una mezcla divertida, exigente y buena de varios estilos de juego para atravesar su campaña con 10 horas de duración. Querrás verlo hasta la última batalla ferozmente peleada.

Apartado Gráfico y Sonoro

Masters of Anima usa un estilo de arte tipo “low-poly” que no es nuevo o increíblemente emocionante de mirar, pero al menos funciona sin problemas en el Switch, tanto en el Modo Acoplado como en el Modo Portátil. Al jugar fuera del televisor, las resoluciones parecen un poco más bajas con bordes más borrosos, pero esto no es demasiado notable dado el acertado estilo visual. Además, el sorteo principal es la jugabilidad divertida y la combinación de elementos tácticos, no necesariamente los visuales.

Dado este escenario de fantasía épica en papel, el juego se siente muy decepcionante tanto en su representación visual como en su historia más bien insulsa. Aunque, esto bien podría haber sido mucho más grandioso y refinado, pero al menos la jugabilidad es lo suficientemente divertida como para ofrecer una experiencia memorable.

No obstante, el estilo visual fue lo primero que llamó nuestra atención de Masters of Anima. Es una apariencia caricaturesca que, al mismo tiempo, también resulta ser nítida. En general es muy atractivo para el ojo y cuando se combina con colores saturados y diversos efectos, obtienes un juego que tiene una personalidad siempre en auge. El viaje te llevará a través de múltiples biomas, los cuales van desde exuberantes campos de hierba hasta llanuras nevadas y regiones completamente desérticas. Al tiempo que cada uno de ellos se siente único con las condiciones climáticas apropiadas, e incluso algunos riesgos ambientales que el jugador puede superar.

Más allá de lo anteriormente comentado, el juego es muy sencillo en cuanto a las especificaciones de tu hardware, así como una experiencia muy suave, pulida y libre de errores, lo cual es una ocurrencia bastante rara hoy en día. Además, los divertidos personajes principales y secundarios están muy bien expresados, lo que hace que esta historia estrafalaria pero simple sea muy entretenida. Finalmente, el juego también viene con una banda sonora muy agradable para complementar los segmentos más serios y más alegres de la historia, así como el mundo imaginario en el que esta se desarrolla.